jueves, 22 de octubre de 2009

PALABRA EN EL TIEMPO. LA POESÍA DE ANTONIO MACHADO


No sé si es porque llevo leyéndolo toda la vida y escuchando sus poemas a través y gracias a las canciones de Serrat por lo que Antonio Machado forma parte importante de mi imaginario literario, de mi forma de entender no ya solo la literatura sino la vida en general. Sus textos, su ideario, su compromiso, sus valores… su trayectoria.
Comenzó Antonio Machado su incursión en la poesía y en el modernismo hispánico con Soledades, publicado en 1903; en este libro el autor intenta ahondar en la intimidad, en su propio yo, a través de los recuerdos y la reflexión sobre los temas que él llamó “universales del sentimiento”, esos sobre los que el ser humano ha venido reflexionando a lo largo de todos los tiempos: el amor, la soledad, la melancolía, el paso del tiempo… A pesar de que Soledades en su edición de 1903 guarda grandes resonancias modernistas, y de que Antonio Machado en su posterior edición de 1907 eliminó los poemas más “sonoros”; más coloristas, ya podemos ver en él la voz propia, sencilla y clara del poeta de Campos de Castilla. A través de símbolos como la fuente, la noria, la tarde, o el camino, Machado va adentrándose en esos grandes temas y describiendo paisajes que no serán más que correlatos de su propio estado de ánimo: la soledad, la tristeza, la melancolía, la añoranza, serán descritos a través de paisajes de tardes solitarias, grises, mustias, cenicientas.
Nunca abandonó Machado su gusto por el paisaje. Seguirá siendo esencial en su obra posterior, pero éste irá sufriendo un cambio desde la perspectiva del autor: ya no se tratará de paisajes simbólicos, sino que Machado intentará captar un paisaje mucho más realista, para describir a través de él, en Campos de Castilla, la realidad de la España castellana, rural, histórica. Ya son las circunstancias históricas lo que interesan al poeta, que irá sufriendo un paso progresivo del interés primero por el yo de su individualidad al nosotros colectivo de los hombres y mujeres en la historia. Entrarán ahora en juego otros temas además de los que señalábamos como centrales en Soledades; de esta forma, el problema de España cobrará una importancia clave a partir de ahora, y será un tema que Machado no abandone hasta el final de su producción, desde su punto de vista regeneracionista y noventayochista. Su mayor compromiso, su afiliación a la causa republicana, hicieron que Machado se basara ahora en la descripción de ambientes y caracteres para intentar descubrir, desentrañar o explicar el carácter del hombre castellano como causa de la decadencia de España, esa España “de charanga y pandereta” dominada por la cerrazón y la apatía. Pero todo esto no le impidió tener esperanza en esa otra España que habría de venir, la España “de la maza y de la idea”, de la cultura, el trabajo, el progreso.
Después de Campos de Castilla publicará Antonio Machado Nuevas canciones ya en 1924, donde deja plasmadas sus inquietudes filosóficas y su poética del futuro. En este libro ya vemos cómo sus poemas cada vez se hacen más sintéticos, más “esenciales”, por decirlo de algún modo, estando, por una parte muy cercanos a la tradición popular, y por otra, a la vertiente culta de los grandes pensadores de la época.
Hasta este momento se intensifica notablemente su participación en diarios, revistas o periódicos. Debido a su mayor compromiso político cada vez son más sus escritos a favor de la república. Esto hizo que se viera obligado ya en los últimos días de su vida, a marchar a Collioure, al exilio, donde morirá, con ese primer verso de un poema que nunca acabaría, en el bolsillo: “Estos días azules y este sol de la infancia”. Quién sabe lo que estaría por venir después, qué versos continuarían ese primer alejandrino…
Su intento por captar la palabra poética, siempre en el tiempo, en la historia, por describir esa otra sentimentalidad que estaba naciendo, harán de él uno de los grandes poetas de la lengua española. Su palabra siempre perdurará en el tiempo a través de sus textos.

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